CÉSAR
AUGUSTO BARAHONA
Biografía
Nací en lima,
30 de mayo de 1976. soy oblato secular benedictino, licenciado en ciencias
teológicas (ubl - costa rica), y magíster en psicología educativa (ucv -
arequipa), diplomado en acompañamiento espiritual (universidad católica santa
maría; universidad la salle - arequipa), y docente universitario.
Poeta comparto
una antología donde aparecen algunos poemas de 2 poemarios, y otros poemas
sueltos; todos bajo el concepto de "trans-poesía".
Poemas
I
NÚMERO
ELE
(01:15 a.m.)
Escribiendo
versos en tu piel, herir al miedo.
Mudando ideas
de tu pelo, burlar al temor.
Medir tus
dedos con mis labios.
Ser columna
vertebral detrás de ti.
¿Cómo ser
delfín de sábanas indetenibles?
Te doy mi
cordillera y me darás tu susurro.
En el bus de
mis brazos abre la ventana.
Sentada te
llevo en mí, nuestros sonidos cantarán.
En el espejo
de tus muslos quiero respirar.
Miro tus
nombres desnudos: los abrigaré, dulces niños.
Bébeme como gotas
de tiempo.
Bebo de tus
nombres el jugo de tu lenguaje rosado.
Alza el vuelo
de tus brazos.
Repararé en la
voz de tus bellos intercostales.
Irá mi dedo
para tocar tu pronunciación rosada.
Bócame y
estállame de tu sudor anaranjado.
Estoy con el
perfume de tu vida a oscuras.
Estaré en el
sur de tus pies, y en el norte de mis brazos,
amarrándote
como a “mí vote”...
Mi bote no
existe porque soy todo "tú vote".
Le preguntaré
al mar de tu Venus de Milo
si mi Ulises
te puede helenar esta vez.
Hay tanta
helena en el este de tus dos mundos.
He de llegar
al Caribe aspirando en tu Grecia imperial.
Dale la
espalda al silencio.
Dibuja en mi
vientre tu olor.
En el nido de
Andrómeda,
húmeda,
detenida, empieza un sismo.
Haz de Dalí en
mi refugio ventral.
Te haré
Picasso, te daré el pincel.
Baila en el
crucifijo de mi cuerpo
hasta tu
resurrección femenina.
Quiero ser
lumbalgia indolora encima de tus mundos.
Volveré a tus
vestidos pequeños.
Recuperaré tu
alma.
Debes haber
dejado mi alma en tus vestidos.
¿A qué me
sabrán tus vestidos?
Los vestidos
al final de nuestros pies.
La brisa de tu
cama no tiene brújula ni marineros.
Mis manos te
beben.
Soy parte de
tu poeta
en el libro
invisible de tus intersenos.
Llevamos al mismo
poeta tal vez.
III
TALLA:
ELE
En el nombre
del padre, del hijo, y del espíritu santo.
Errar al amor
en lugar de acertarlo.
Escalar tu
piel desde el inframundo a tu boca.
Licencia para
susurrar o volar hacia tus gritos.
Miraré adentro
de tus labios engañando acomodarme.
Respirar el
alba de tu frente... apretarte en el ocaso.
A 69 deseos
hemisferio sur, ¿gritaste o susurraste?
Sed desnuda o
contraída, ¿a cómo el litro?
Erizada mi
lengua rosa, te llama, te boca, te labia, te toca.
Abrazados de
manos y piernas estatuémonos.
“No sé
hacerlo, dime cómo, mi jinete en locación”.
Deja sentir
cómo es llegar a las venas de Venus.
“No preguntes,
te siento pasar por mi raíz”.
Es un nuevo
mundo para Helena en Neptuno.
“Quiero gritar
fuerte y el silencio me aplasta.
¿Puedes ya
rebosar mi nido de ansiedad?”
Dibujando de
espaldas a ti, me bailo en tu piel.
Es tu
epicentro que acerca, que legitima, que me demanda.
Y tu brisa que
me desviste de primavera a la demonio.
Quiero
aprender de memoria tu cuerpo.
V
ELES
DE TERROR
Tejeré con tus
cabellos mi loCura, Ele;
quiero ser el
miedo de tu fantasma inquieto,
comportarme
como el Hitchcock de tu vientre al sur,
edificar
caricias en la ciudad incrédula de tus muslos
hasta
hundirnos en la casa Usher de tus brazos.
Firma Ele,
loCo con ce mayúscula.
CAPÍTULO
6
No hay poema
más
que un cadáver
como el tuyo acompañándome.
Tu cuerpo
detenido
yaciendo entre
los números de la pared en calendario.
No temas, te
sigo ennumerando
hasta en los
abismos días.
También entre
los “árboles” ladeados que nos hacen sombra
habrías podido
colgar.
Hoy tu cuerpo
entre el destino y el aquí
en tu mortal
identidad.
Tu cuerpo con
formas de verte mejor,
con tu cabello
de junio frío,
o con esos
pétalos en piel que ni un zodíaco invade.
Y no hay poema
más
que un cuerpo
como el tuyo detenido.
Fechada con
eternidad
que se desmaya
a tus espaldas.
Intercalando a
los “bosques”
has intentado
partir:
sé que lo intentaste.
Y sé que
tejeré con tus cabellos
el último
regalo para la muerte de mi madre…
Dime cómo ser
el asesino amoroso de tu piel
y sin
cuchillos usar versos afilados.
Quiero dejar
de respirar por 17 minutos.
El poeta es un
enjambre de huesos que dice:
“Los hombres
son una mierda.
La humanidad
es una mierda.
Pero yo no.
Yo hablo desde
el infra-hombre.
Bienvenidos a
la siguiente civilización.
Tejeré con tus
cabellos mi locura.
Quiero ser el
miedo en tu fantasma inquieto.
Comportarme
como el Hitchcock de tu vientre al sur.
Edificar
caricias en la ciudad incrédula de tus muslos.
Hasta
hundirnos en la casa Usher de tus brazos.
Loco con ce
mayúscula”.
VII
ELE
VARTE
Busqué en
hilos de tu pieL
la memoria de
mi nombre,
el caminar de
mis meses,
el durar de un
año enorme,
mi apellido en
ti bordado,
o mi cabello
en tus bordes.
Busqué en
hilos de tu pieL
un no-me
olvides entonces,
como el que
hiciste en tu manto;
nada ni nadie
lo rompe.
Busqué en
hilos de tu piel,
tu mente, tus
manos, porque
algo en ti
conserva un César
que quiere que
lo desbordes...
lo pido yo o
mi alma
pero
desbórdalo entonces.
Busqué en
hilos de tu pieL
eso que de
seda escondes,
los sueños
suaves de blanco
que sólo tú ya
conoces,
como en la
estación del bus
do se unieron
nuestras voces.
Busqué en
hilos de tu pieL
del mismo
César un norte,
dejó no sólo
un gemido
sino su alma
en tus salones,
hay verso en
él y lo sabes:
no lo dejes
sin razones,
razones sin ti
y el frío,
el frío de un
no-me-ignores.
Busqué en
hilos de tu mente
la luna llena
del bosque
que durante
mil Caribes
me hirió de
amor o de goce.
Busqué en
hilos de tus manos
mi pequeño
aroma de hombre,
o esa parte de
alma o fuego
mezclada con
emociones,
un pisco de
hielo básico
de mi boca
evaporándose,
pero te
pregunto si eres
frente a Dios
la que me importes.
(29
de diciembre de 2015 / y 2019).
Amar en la
maligna hechicera de Tu aroma,
y en la Virgen
madre del dios breve de mis labios.
Arder en tu
paraíso de Afrodita,
y en la Rosa
santa de tu íntima alma.
Latir en la
demonia herida de tu piel.
Yo comí en tu
árbol de manzanas
la sed de tu
pelo.
Comí en tu
espacio de sueños
la tibia línea
de tu tiempo.
Mordí entre
tus hojas
la sombra de
tus brazos.
Llegué a la
eternidad de desnudar tu tiempo,
desnudar tu
ira o con amor.
El pez de mi
nombre navega en tu iris,
anzuélalo; es
debido.
[Posiblemente
a inicios del año 2018].
49
DE ABRIL
Cuando el mar
me dice
que los
nombres se desnudan al atardecer,
y la voz
lejana de una vida
al más allá de
todo ruido me da el silencio,
quiero
esclarecer mi penúltima deuda de amor
cuando te
duermes olvidándome.
Ebrio prefiero
quedar
ante todo lo
que raya mi verso contra la naturaleza,
pero de allí
quiero salir
para seguir
diciendo que te amo un kilo más.
Pensar que
eres de la Grecia de algún sueño
en lo interior
o de la luna,
y no poder
sino seguir diciendo
que eres de la
realidad humana hermosa,
eso es sólo un
paso para dar con tu pura
realista
realidad real que estoy tocando.
Materia o jugo
de alma,
piedra de lujo
o espacio de aire enrojecido,
me ves que te
veo,
y siento que
mi parte de fuego
se divide
encima de tus manos
o mi piel de
luminosa desnudez se duerme
por fin en tus
ojos de mujer amadísima.
[Del
año 2010 es posible; poema siempre perfectible].
Él te besará
la piel hasta el interior.
Hundirá su
sombra en el agujero de tus dientes.
Hipnosis asará
en los hilos de tu pelo.
Su cuerpo
serás tú,
tú serás el
humo de su espalda.
Tu ira será un
pez de mar en madrugada,
y le dirás que
sí.
Serán cónsules
secretos
de sus propias
embajadas.
Dos cuerpos
caminando bajo el agua.
Leyendo entre
los nombres del alma
los gemidos
del mar.
Te llenará de
calor o de humedad.
Te hará fluir
entre dos pieles más desnudas.
Roces y
miradas.
Respirarnos.
Recorrernos.
El error.
(17-10-2018).
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