lunes, junio 24, 2019

Francisco León Carrasco







“Creo firmemente en la democratización real de los espacios”

Entrevista a Francisco León


Francisco León Carrasco (Lima, 1975) es profeta en su propia tierra y lo sabe. Su confianza en las editoriales independientes se condice con la búsqueda de una democratización auténtica de la cultura, desde su amado barrio (Salamanca de Monterrico). Conversamos con el escritor y tenaz promotor cultural, no exento de polémica.







1.              1. Tu última novela, Cartagena road (Korriente A editores, 2019), tiene bastante influencia de la novela negra yanqui. Puedes contarnos de la probable influencia de los maestros de ese género como Chandler, Hammett, etc.

Claro, reconozco la influencia de Raymond Chandler, El sueño eterno y al detective Phillip Marlowe Aunque tengo otras. A nivel visual debo reconocer el hechizo que ejercieron sobre mí películas como Chinatown, Barrio Chino, de Roman Polanski; protagonizada por Jack Nicholson y Faye Dunaway. La vi de niño y me marcó. Ni qué decir de El Halcón Maltes, basada en el libro de Dashiell Hammett, en la versión del genio de John Huston, de 1941. Humphrey Bogart sobresaliente. Ángeles con caras sucias, con Bogart y James Cagney. Me atrae del cine negro la ambigüedad de los detectives antiheroicos y la putrefacción social que muestra sin tapujos. Cosas que se encuentran en Cartagena Road.

Sin embargo,  no es lo único que podemos rastrear en el libro. Tenemos el guiño al trabajo de autores clásicos de la ciencia ficción como Philip K. Dick, por ejemplo. Existe además otro tipo de  lecturas en la obra que no debes pasar por alto. Hablo del tratamiento del tema del poder en una sociedad de control. Cómo afecta las posibilidades de la gente sin que lo perciban. Aquí las influencias son obviamente de Michel Foucault y Gilles Deleuze, entre otro. De allí surge mi planteamiento trágico: la imposibilidad de “huir” de lo que llamo “situación de control” y la funcionabilidad de las “resistencias” como se descubre al final del libro.




2.           2. Las tendencias actuales en la literatura, en un contexto de globalización y posmodernidad, han catapultado a ciertos poetas peruanos en desmedro de otros. Los hípsters han endiosado, por ejemplo, a Lucho Hernández, Jorge Pimentel, etc. y están convencidos de que la poesía peruana empieza con ellos, es decir al diablo todos los anteriores. ¿Qué opinas tú?

Me parece confrontacional tu pregunta. Que tienes una obsesión con los hípsters. Jajajaja. A mí en lo personal me tiene sin cuidado la opinión de esos poetas sobre otros poetas. Es más, pretendo mantenerme lejos de la “poesía” como se le entiende aquí. La juerga y el favor entre grupos de amigos. Ya escribí un artículo sobre ese tema, publicado en la revista Cronopio de Colombia y en Lima Gris, entre otras. Sobre el endiosamiento de Luis Hernández, un poeta al que aprecio mucho -como ya te comenté-, creo que se debe al conjunto de sus características extraliterarias. Estas lo convierten en un personaje ideal para ser un “ícono”. De ahí que se aprovechen muchas editoriales, independientes, que explotan el mito. Pero eso no es un demérito para la obra en sí.




3.         3. Eres profeta en tu propia tierra. Además de ser escritor, eres un tenaz promotor cultural. Has sido un poco como Augusto Ferrando, “descubriendo” nuevos valores literarios. ¿Puedes contarnos sobre tu experiencia como promotor y gestor cultural? ¿Te ha dado satisfacciones impulsar la cultura de una forma democrática y horizontal en espacios no oficiales?

Gracias por lo de “profeta”. Es una experiencia muy satisfactoria. Se relaciona con un  modo integral de entender mi papel en el mundo, hasta que dure. Tiene que ver con epifanías personales, experienciales, y lecturas que las solidificaron. Como el caso del rescate del “otro lado”, del sonido que guarda el lado B, para los que aún recuerdan los discos de acetato de 45 rpm. En el side A encontrabas la canción de éxito radial, la rompedora, pero en el B podías hallar pequeñas joyas no tan comerciales. Me fue fundamental leer a Gramsci. El concepto de lo “subalterno” y cómo se construye esta categoría. De ahí su aplicación por el grupo de Guha en la India. Para cerrar esta idea debo aclararte que la vida solo es un juego. Depende cómo quieras jugarla: o lamiendo suelas de famosos para que te tiren una migaja o trabajando en espacios “no oficiales” porque te da satisfacción y no por un caso como el de la zorra y las uvas. Entendiendo además que es esa “oficialidad” que no debe confundirse con lo mejor, aunque así te la vendan los medios de comunicación de masas, ni pensar que nuclea a los más talentosos.

El problema es que los escritores de ciertos sectores sociales, de B para abajo, no piensan en eso. Viven como en el ejemplo védico del burro que persigue la zanahoria, puesta en un palito delante de ellos (que representa el “éxito” en las grandes editoriales y librerías). Más allá de esas reflexiones, creo firmemente en la democratización real de los espacios, lo cual tiene de modo obvio un límite. Pues ese buscar ampliar los límites hace que a uno mismo lo limiten los que no desean eso. La argolla, al igual que el poder, tiene su lógica propia y no va a cambiar.




4.             4. Todavía predomina entre nosotros el estereotipo del “poeta maldito”, epígono de Bukowski y Ginsberg. Como si fuera una condición sine qua non reventarse el hígado y el cerebro con drogas (legales e ilegales) para pergeñar poemas. Cuando uno es joven, ciertamente necesita experimentar, pero, finalmente, se puede terminar siendo muy funcional al establishment. ¿Qué piensas tú?

Ginsberg no fue un poeta maldito. Tuvo sus excesos de joven, pero luego recaló en la santidad que siempre anheló. Dedicado al budismo, al veganismo y a la meditación. Práctica a la que se dedicó desde 1970. De más está decir su apoyo a Srila Prabhupada para que el canto del maha mantra hare Krishna se difunda en la West Coast norteamericana. En 1974, funda con su maestro el Instituto de meditación en Naropa, Colorado.

Tras Bukowski existe demasiada pose y una imitación superficial. Solo le ven la forma no el fondo.
Consumir substancias enteógenas, que no llamaría drogas para diferenciarlas, aumenta tus posibilidades creativas, te permite resignificar procesos, y no solo palabras. Son potentes canalizadores. Recordemos la parte ínfima del cerebro que utilizamos.

Me parece interesante que tu “pregunta” tenga varias partes, pero primero criticas (subconscientemente quizá), luego dices que ciertamente necesita experimentar  y al final hablas de la funcionalidad al sistema. En fin. Existen niveles de “funcionalidad” al establishment (que entiendo como “el sistema” y es un término bastante manoseado ya). Uno elige en cuál de estos niveles participar. No es lo mismo vender armas, es decir ser un fabricante-empresario gringo, ni un sicario que dedicarte al arte o a vivir, o tratar de vivir, en paz en una comunidad andina o selvática autosustentable. Todas estas opciones son funcionales al sistema: sí. Incluso las que generan más resistencia o un choque frontal. Es por la naturaleza actual de lo que entendemos como “el sistema”. Las tecnologías y el control social a distancia del que habla Mauricio Lazzarato. Al vencer los muros que las contenían y expandirse sobre el cuerpo social y cubrirlo como un nuevo tejido, que incluye y utiliza lo virtual, las disciplinas ya no dejan un “espacio” libre. ¿Qué queda? ¿El uso de tácticas como menciona Michel De Certeau? ¿La agencia y resignificación de lo que nos otorga el establishment? La pregunta se ha complejizado en exceso. Ya no estamos en el siglo XVIII para creer en los afuera y los centros (espacialmente centrados) donde “está” ubicado el poder del “sistema” al que se debe enfrentar.



5. Eres actualmente un activista ecológico. Como desde hace varios años Gary Snyder lo viene haciendo, tú estás llamando a la sanidad ecológica. Cuéntanos de esa experiencia desde tu barrio. 

En Salamanca de Monterrico cofundé con unos amigos la Asociación Medioambiental Salamanca Verde. La lógica es la recuperación y el cuidado de los árboles y las áreas verdes. Es una pequeña acción directa contra el cambio climático, que tiene su cuota de funcionalidad. Los beatniks fueron pioneros en este tema. No solo Snyder, sino el propio Ginsberg. Se debe intentar, como un imperativo moral más que como una pretendida realidad alcanzable, buscar la sanidad del planeta, la Pachamama. Esto solo se logrará cuando se alcance cierto grado de conciencia en el ser humano. Una conciencia adquirida a cocachos, por la misma realidad desastrosa a la que nos ha empujado un modelo de vida basado en el consumo y el poder de papelitos de colores, sean rublos o dólares o yenes.

Gracias.



Entrevista hecha por Márlet Ríos
13 de junio de 2019

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