lunes, septiembre 10, 2018

Mariana Ianelli



MARIANA IANELLI


Nació  en Sao Paulo en 1979, Maestra en Literatura y Crítica Literaria en la Universidad Católica de San Pablo, es el autor de libros de poesía “Trayectoria de antes” (1999), “Dos heridas” (2001), “barato” (2003), “Hacer silencio” (¡2005 - finalista de los premios Jabuti y Bravo Primer Cultura 2006!), “Almádena” (2007 - finalista del Premio Jabuti 2008), “El amanecer Treva” (2010) y “El amor y después” (2012). Como ensayista, es el autor de “Alberto Pucheu” por Mariana Ianelli, de la colección Ciranda de la Poesía (ed. UERJ, 2013). Debutó en prosa con crónicas Libro Breves notas sobre un tigre (ed. Ardotempo, 2013).

En 2008 recibió el Premio Fundación Bunge (antiguo Molino Santista) en la categoría Juventud. En 2011 recibió mención de honor en el libro Premio Casa de las Américas (Cuba) por Treva amanecer.


1. Vida

Vida, patria de los resistentes,
Quisiéramos perderte a veces.

Partir y volver por infinitos meses,
Hasta que partiésemos solamente.

Pero parecíamos fuertes
Y mirábamos hacia el suelo desde la cima.

Emprendíamos nuevos encuentros,
Multiplicábamos vínculos.

Una caricia cualquiera siempre había
Por sobre la espesa nube del silencio.

Por el código del tiempo, íbamos adelante
Tramando futuros arrepentimientos.

De diciembre a diciembre
Florecía nuestra rosa invisible, sedienta.

Soñábamos que te perdíamos,
Pero éramos fuertes todavía.

Y por ti combatíamos,
Al frente de los ejércitos, día a día.

(traducción por Mariano Shifman)



 2. Memorándum
No hay grandes noticias
Desapareció una torre,
El invierno se expandió
Y la esperanza aún roe
El fondo de una caja
Buscando la salida.

Con labrado esmero
Va acabándose una familia.

Un gesto cualquiera se repite
Mientras prueba a ser abolido,
Remediar, sofocar, corregir,
Nada recuerda lo que antes sólo fue
Generosidad de cosa vida.

No conviene
El alboroto de los pájaros,
La revancha de la elegancia.
Es inútil desafiar el polvo
Y, aun así, se desafía.



3. Canto del extranjero

Vendría como un rey
Si fuese por voluntad tuya.

Tan remoto en el tiempo
De tu vida
Que ni te tocase.

Vendría con la alborada,
Casi espejismo dibujado
De un ave
Sobrevolando tu historia.

Sin poseerte
Ni pertenecerte
Para tu placer un gesto
El más natural
Sería mi señal a lo lejos,
Libre de pasiones
Y lleno de gloria.

Nada semejante
A la paz que sucede a las guerras
En el regreso de un Ulises
Vagabundo,
Exhausto de triunfo, como yo
Que penetro tu mundo
Envuelto en sombra
Y para siempre me despiezo
Al deshilar la púrpura
Que la espera puso
En tus párpados.

(traducción de Vicente Araguas)



4. Vida

Vida, patria de los resistentes,
Quisiéramos perderte a veces.

Partir y volver por infinitos meses,
Hasta que partiésemos solamente.

Pero parecíamos fuertes
Y mirábamos hacia el suelo desde la cima.

Emprendíamos nuevos encuentros,
Multiplicábamos vínculos.

Una caricia cualquiera siempre había
Por sobre la espesa nube del silencio.

Por el código del tiempo, íbamos adelante
Tramando futuros arrepentimientos.

De diciembre a diciembre
Florecía nuestra rosa invisible, sedienta.

Soñábamos que te perdíamos,
Pero éramos fuertes todavía.

Y por ti combatíamos,
Al frente de los ejércitos, día a día.

(traducción por Mariano Shifman)



5. Génesis

¿Cómo haber llegado aquí?

No sé cuántos pasos, precisamente,
Si fueron muchos, si a todo instante firmes,
Nuestro encuentro siento todavía:

No el primero de una secuencia,
Sino el precursor, germen de esperanza,
El tesoro confidencial
De una forma presente desde el origen
En el esbozo de la figura aún irrevelada.

Yo te adoré más allá de la obstinación,
Consideré un paso la causa de todos los otros,
Como hubo de proceder el inventor
A cada paso particular
Para sólo mucho después merecer su obra
En una misteriosa y alarmante perfección.

Bendito el espejo de lo oscuro, Aleph que nos generó.



6. Misioneros
Entran como si yo mismo
Les hubiese abierto la puerta.
Me exigen calma y silencio.

Guardo en la casa algo que
Les pertenece, ellos dicen.
En un gesto profundo
Pido que me disculpen:
Desconozco lo que sea.

Pero ya cada cosa, en cada lugar,
Está dada vuelta, en un continuo revés –
Arena en el viento, restos de nadie.

Pasan los días y acá están ellos,
Entornando el vacío, removiendo,
Persiguiendo en vano. Destruyendo.
No hay nada que hacer, sino ayudarlos
En esta búsqueda mal sucedida,
Nada que yo más quiera ahora,
Sino juntarme a ellos, cuadrilla.

Cierta noche, resolvimos partir.
Enmascarados, en grupo,
Tomamos la casa vecina.
Delante de la puerta un hombre se detiene.
Le exigimos calma y silencio.

(traducción por Martín Palacio Gamboa)



7. Fénix

Agótame hasta el hueso,
Pero no ahora, no todavía.
Déjame que antes yo repita
La historia de antiguas religiones
Y que ejercite mi fe,
Aunque Dios no exista.

Arráncame lo que poseo
Antes que vengan los otros
Y que tu fuerza me sotierre
Bajo un montón de cenizas.
Hazme libre de preguntas,
Como si nada más pudiera ser dicho.

Dame el abrazo del adiós
A la hora que me ha sido prometida.
Yo habré retornado a mi origen,
Sellando en misterio el indicio de la partida,
La cabeza deshabitada de nubes,
Las llagas calladas en cicatrices.



8. Variaciones para muerte

La otra madre, que va sola.

Rápida seducción de los turbantes,
Intuición de una alquimia salvaje,
El arrastrar de penas rubias
A pocos metros del niño que juega
Sin saber.

La que no llora.

Hipnosis de emboscada,
Hilandera de los límites,
Autora de libros póstumos,
Tu rostro y mi rostro
En ella indistintos.

Palabra de la cual nacemos.

Única respuesta incontestable
Erizada en la penumbra,
Al servicio de quien quiera
(Y todos quieren, con sed y con temor).
Consenso de las filosofías.
Aquella que más nos amaría, si la dejáramos.

Nuestra conciencia tardía.
Más que un despertar y un mundo implícito.
Lo que pasa por atrás de la pared de los jeroglíficos.

Palabra que nos justifica.

Caverna donde el sol no penetra,
Nuestra vértebra.
Allí cegamos atrasados, inanimados,
Pero limpios de sufrimiento,
Entregues a lo elemental de la sustancia.

Fin de las desemejanzas.

Nuestro máximo aprendizaje.
Víspera de cuando ya no seremos tristes.
Cuando, hijos viandantes,
Regresemos a la puerta de casa
Con los bolsillos vacíos.

Nuestro Santo Sábado.

El frío de la meditación.
Contacto con labios entreabiertos,
Una hoja de bálsamo considerada al descubierto.
Espacios ampliados y un tiempo a la deriva.

El fondo de una relación.

Fidelidad a nosotros mismos.
Necesidades ultrapasadas,
Argumentaciones rarefactas.
Del azul a color ninguno.
Nuestra genuflexión.

Dádiva de lo inexistente.



9. Extensión del mito

Cuentan que descendió
Al valle de los olvidados
Y cantó encima del suplicio.

Que apaciguó el viento,
Multiplicó los parrales,
Con los ojos cerrados
Sedujo a la serpiente
Como se resembrase
El primer jardín.

[Cuentan]
Que fue odiado, despedazado,
Lanzado al mar,
Para que nunca más
Una voz se atreviera a la armonía.

Pero no cuentan que una mujer
Reunió sus fragmentos
Y hechizó a las mujeres de la isla,
Que así Orfeo amó a Eurídice,
Finalmente, en cuerpo y lira.

(traducción de Ricardo Alberto Pérez)



10. Descendencia

Soy el poema extraviado
Que un lobo trae en la boca
Como premio
De un paseo al campo.

Vive en mí
El hermano más viejo
De bruces sobre el suelo
Cavando, cavando con las uñas.

Aquí una ciudad se levanta,
Fuerza y música,
Ya la prostituta distribuye
Sus encantos.

Una primera espada
Se desplaza
Y hay un desierto en mí
Que seca todo llanto.

Aquí muere eternamente
El ladrón del fuego
Muere Abel, a cada verso
La tierra impone escuchar su sangre.

El animal que hace milenios
Me carga
Tiene la marca
De la educación por la sombra.





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