lunes, marzo 04, 2019

Gian Pierre Codarlupo





GIAN PIERRE CODARLUPO



(Paita, Piura, Perú, 1997). Poeta y estudiante de la especialidad de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de Piura. Integra la Asociación Artística Paita (ASAP) y es vicepresidente del Círculo Literario “Tertulia Cero”.

Ha publicado la plaqueta Bajo el delirio y el olvido (2015) y recientemente el libro Caída de un pájaro en el mar (Universidad Nacional de Piura, 2018), que en mayo de 2017 obtuvo el Primer Premio en el II Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Huauco de Oro” (Sucre, Celendín, Cajamarca).

En 2017 fue Mención Honrosa en el X Concurso “El Poeta Joven del Perú”, organizado por la Fundación Marco Antonio Corcuera, con el poemario Búsqueda en Otro Recinto.



Sus poemas




Escribe Escribe Escribe
que nada aplaque
el sordo latido
de tus vísceras,
el poder de tus manos
al destruir una torre de palabras.

Escribe
y ayúdate a salvarte,
para que nos volvamos
a encontrar
en el poema que callamos,
y cuando irrumpa
una sola voz en las paredes,
llamándonos,
podamos contestar
que aún no es tarde
para observar
las aves
que migran hacia el alba.

Escribe
y desata de una vez por todas
la lluvia,
aquí donde no llega
el rumor de la madrugada
y donde tu mano
tiembla de espasmo
como alguien que ha abierto
por segunda vez los ojos
y lo único que ve
es un pantano.



Yo también
seré la noche
sobre tu vientre
cuando descalzo
deambule por el Perú
y no me quede otro camino
sino el que he inventado.

Díganme si a esto
le puedo llamar olvido:
trasnochar en una celda
donde solo se escucha
la violencia
de un pórtico,
que sabes,
que no volverá a abrirse.

Pero qué sabemos
nosotros de estas cosas
si en nuestro hogar
las luces
siempre estaban prendidas
y no tuvimos
que dormir
alrededor de una pared
con aberturas
ni en un colchón
donde entraban
los sueños
de toda una familia.

Este es
un largo recorrido,
y al final,
cuando tu mano
insista
en detener
mi marcha,
y ya no pueda
sostener el aire,
déjame morir
como se mueren
los náufragos:
cubierto de heridas
por la soledad.



3. VOZ Y MUERTE
Tu voz existe.
-Juan Gonzalo Rose

Mi voz
es un recinto
para la soledad.
A veces sirve
para levantar a un hombre
desde el polvo
y decirle
que hay un lugar en el camino
para recordarlo.

Mi voz suele confundirse
entre las moscas,
aniquilar un beso,
sostener su sombra,
sentarse a descubrir su sexo
o solo ser una extremidad
que nació en las olas.

Tengo mi voz en los bolsillos
pero nunca en la garganta,
la tengo en el estómago,
entre las manos, sobre mi espalda,
sobre mi muerte,
y jamás llega a mi casa.

¿Qué hacer con esta voz
que no respira
y que dejó mi cuerpo?

¿Qué hacer con este hombre
que olvidó su rostro
por buscar su voz?



4. EL POEMA QUE SOY

Aunque no exista una palabra para definirme
y mi país sea el de la nostalgia,
he sabido morar en el aire
como un sonido lejano,
apenas un eco del mundo que huye por la ventana,
y no he sido tan fuerte
para sujetarme al poema que soy,
al poema que pienso, escribo y refracto.

Sé que hay otros lugares
donde me espera la calma
y no esta explosión de geranios,
porque para recibir un verso
es necesario tumbarse en la arena, aniquilar el cielo
y alimentarnos con sus restos.

Hay que entender
que lanzarse al despeñadero de la vida
es afrontar tranquilamente el deceso,
observar la ola que revienta la roca
y reconocernos entre sus pedazos,
porque nosotros somos miles de historias inconclusas
desparramadas en el orden y en el caos,
muriendo por falta de mundo y de soledad.


Poemario



Para adquirirlo ponerse en contacto personalmente

Gmail: giancodar@gmail.com  

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