martes, mayo 07, 2019

Julio César Barco Ávalos



JULIO CÉSAR BARCO ÁVALOS

(1991, Lima) Es autor de los poemarios "Me da pena que la gente crezca" (2012) y "Respirar" (2018). Fundó el grupo literario "Tajo". Actualmente trabaja en el proyecto de poesía descentralizada llamado "Lenguaje Perú".



Sus poemas


1. DETOUR AHEAD

La brizna del amanecer sobre tu sexo
          Finísimo / Yo delirando mismo asfódelo
eternamente salvaje penetrando los parques de Seremsa & en los colores
          Excesos
De ternura en la av. Brasil
          & así buscando
                    respirar el oxígeno puro
en la inmensidad de tus cabellos ondulantes nubes & tus deliciosos
guisos de atún
          Nuestra fe no cabía en nuestras all star
          /Te digo: quieta: que todo te refleje:
          & es jueves & no trabajo
& estoy serenamente muy loco por ti
          Vuelco los ojos
vuelco pasión sinceridad encanto
          vuelco años siglos rutas
vuelco poesía alpiste emoliente
     vuelco aire nubes destrezas
          en un bus: el amor al venero de tu ser

¿Qué son dos cuerpos amándose
          en un pequeño planeta azul?


2. C R U Z A N D O UN ABISMO CON TU NOMBRE DE SOLAPA EN EL
CORAZÓN

Las cosas que me gustan tiene tu cara
Bersuit Vergarabat
Amo a Mara
Despacito
Entre la duda imbécil y el aire raro
Amo a Mara
Me levanto tarde y encuentro sus ojos

Luego comemos olluco sin charqui
Nos amamos y recogemos la caca del perro
salimos del lado derecho de la vida
y toreamos carros en la calle
La calle es mi casa. El señor
De legaña feliz mi causa. Yo
No entiendo porque los poetas
son tan huraños. Si la gente
es linda si el tiempo y el poema
no se arma ni desarma entonces -digo- sal de tú jato

Corre a romperte el cráneo en el parque
Yo amo a Mara
Jugamos a comernos los kekes que vendemos en el puente
jugamos pero siempre terminamos perdiendo
Nos reímos de la gente que lo sabe todo
ya lo dijo el mexicano Sabines pero todo es de todos

Mi verso lo escribo
Porque Susana, la vecina, nos compró un panetón
Y Molina – viudo adusto- me vendió arroz a 1.20 el medio kilo.
Solo así entiendo el verso

No me encierro con locos
A contarme leyendas
No me importa la teoría del poema
Ni corregir para que me quieran más

No corten más árboles para publicar sus
Goterones de tristeza esa tibieza desteñida
Que nunca podrá negar que el Perú
Es un quipu si todos nos abrazamos

Y solo sentimos quena el corazón
Y yo amo a Mara
Tiernamente puedo dejar de leer
A mi amado Mariátegui

Dejar al fondo del cuarto a César
Con su frentota llena de ratas
Puedo dejar el arte por Mara
Pues yo amo a Mara

Pinto su nombre en todos los semáforos del barrio y del mundo
Quiero decirle a los postes de luz
Que yo amo a Mara

Y le hago versos que no entiendo
Y me sonrío con infinita ternura de su terquedad
sus ganas su orgullo su aire su mirada
En la noche constelada

Comemos olluquito nuevamente con pollo esta vez
-esta vez si hay pollo y es pura vida-
Y yo abro la ventana y ella
Me mira con ojitos diente de león

Y no hay teorías poéticas
Ni sexo con condón
embalsamado de tu hermosísima luz
Yo amo a Mara


3. POEMA PARA QUE ANTONIO CHUMBILE NO DEJE LA POESÍA



Acuérdate chino de las conversaciones
con el puchito de mentol y de los chaufas allá
en las lomas de Villa El Salvador y
de lo mucho que nos jodía Lima en cada recodo,
en cada mesa y del sándwich que vendían a la espalda
y que tenía camote frito, su cremita de ají y una torreja de verduras

Acuérdate nomás de lo dejado por Juanrra en papeles
fotocopiados, anillados y releídos en los buses que
galopan a lo largo y ancho de Evitamiento

Acuérdate de las lecturas en los mercados de Pro,
San Juan de Lurigancho, del centro de Lima
y del ridículo que hacíamos arengando poemas en el discurrir
de Jirón de la Unión,
entre otras cervezas y certezas,
Y de la vez que nos escribimos tajo en nuestros pechos con un plumón gordo y negro

Pon en el apoyo de tu verso, algo del melón dulce,
y las pepas de una mandarina, más
la canchita en bolsa comprada en la esquina de Colmena,
más la sopa con fideos y huevo que tanto nos gustaba
(y que a veces hasta pedíamos chapa aunque nunca nos daban)
con su cebollita china pal gusto toda flotando
en el humo vaporoso.

Acuérdate de las discusiones sobre quién era el sucesor justo de Vallejo,
y mi abuela preparando el café de rigor, justo después de convertirnos en un hato de muchachos

con el hígado partido y la ternura en el hocico y en las piernas,
y cuando todo esto haya sido mecanografiado en tu risa de chibolo de barrio, achinado hasta no poder más,
y ahí si nos dolía el mundo, y ahí si todo era plural, fluvial y bello

Vuelve a releer los primeros versos del Ayni para
regresar a la idiosincrasia
porque todo siempre ha existido
porque como dijo Rose “no somos humanos, somos urus”
y si nada de este legajo te basta, deja para siempre la poesía
vuélvete a tus anchas y sácale el pellejito nuevamente al ser,
afina tu puntería, desempolva tu traje,
saca el monstruo acorde del corazón
y silbemos mi hermano en estas delicadas cuerdas
del Titanic donde viajamos y se hunde, y se hunde
recio como parvada de guajolote. Y entonces
ahora sí, ponte las dos primeras, que las otras dos las pongo yo.



4. ME DA PENA QUE LA GENTE CREZCA

Ya lo sé,
el calor del cuerpo,
esa ráfaga del humo,
todo lo que se concretó
en el suelo.

Acabamos besándonos
para sustituir nuestras
ansias
de tocarlo todo,
y de caminar largo,
y de borrarnos del mapa
como se borra el sarro
de los inodoros.

Entonces, yo ya sé
de qué se trababa esto,
de ir corriendo a tu casa,
de ir como un huevón a esperarte,
de componer poemitas
a la luz de un foco y de las puteadas de mamá,
de quedarme chiquito y dulzón a tu lado.

Todo esto
ya sé
de qué trata.


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