MÓNICA
BLANCO LA ROSA
(PENÉLOPE)
Breve biografía
Nació en Manlleu (Cataluña)
e1 10 de Marzo de 1979, con raíces andaluzas, afincada en Holanda desde hace
doce años. Su pasión por la poesía empezó a temprana edad, en la escuela
participaba en los concursos programados para el día de Sant Jordi, conocido
como el día de la rosa y el libro. Más tarde fue desarrollando su afición en un
ámbito clandestino, ocupando sus ratos de soledad y de silencio, proyectando a
través del contacto intenso y profundo con sus emociones todas aquellas
experiencias que la vida le daba la oportunidad de vivir. Este contacto
emocional despertó en ella una verdadera pasión por la filosofía y la
psicología, las ramas existenciales más constructivas que han fomentado su
trayectoria. Por esta razón tomó la decisión de formarme como psicóloga. En la
actualidad trabaja con personas minusválidas las cuales le invitan a observar
la verdad del ser a través de otros ojos que forman el mundo en una dimensión
mucho más rica. También es miembro de una comunidad poética en la que
semanalmente colabora como poeta y como comentadora, un espacio que siente como
un hogar, con una familia de amigos que le permiten expresarme tal y como es y
socavar y plasmar las percepciones más profundas de su alma. Su estilo puede
describirse como un condimento abstracto, algunas veces casado con aires de
flamenco, otras erótico y otras destaca cierta sensibilidad por temas
humanitarios.
Sus poemas
1. El muchacho que hablaba con los
árboles
(Para Jurgan)
La mímica de los
árboles desollaba la intemperie
de una brisa corpulenta en los trapecios de las ramas,
los ronquidos de los troncos milenarios inherentes
daban la sepultura a la voz de tantas batallas.
de una brisa corpulenta en los trapecios de las ramas,
los ronquidos de los troncos milenarios inherentes
daban la sepultura a la voz de tantas batallas.
Veneraba la grotesca
sombra de aquellos susurros
que siempre escudriñaban su mutismo,
y una diálectica acontecida perforaba el escudo
de aquella maravillosa forma de llegar a sí mismo.
que siempre escudriñaban su mutismo,
y una diálectica acontecida perforaba el escudo
de aquella maravillosa forma de llegar a sí mismo.
Podía quedarse horas, contemplando la cúpula
de un cielo rascado por las nanas de los pájaros,
un réquiem de hojas la lápida de raíces tapizando,
el paisaje era una caja de música por él descubierta.
de un cielo rascado por las nanas de los pájaros,
un réquiem de hojas la lápida de raíces tapizando,
el paisaje era una caja de música por él descubierta.
Hilvanando el
embeleso de aquella escena
recaudando miradas de un cielo rapsoda,
origami de insectos, barcas obnuviladas
que parasitan instantes lejos del ahora.
recaudando miradas de un cielo rapsoda,
origami de insectos, barcas obnuviladas
que parasitan instantes lejos del ahora.
La rediciva del ocaso
formula ilíadas oscuras
recicla el silencio la plasticidad de sus fisuras,
exhuma la niebla el unísono nonchalante
con su pléiade pintoresca, masiva y errante.
recicla el silencio la plasticidad de sus fisuras,
exhuma la niebla el unísono nonchalante
con su pléiade pintoresca, masiva y errante.
Hipnótica simbiosis
de voces trenzadas
la semilla de un árbol en el corazón trasplantada,
paraguas de ramas cobijando el encuentro
en la memoria lo llevo siempre, muy cierto.
la semilla de un árbol en el corazón trasplantada,
paraguas de ramas cobijando el encuentro
en la memoria lo llevo siempre, muy cierto.
2. No más
amor
No más amor, para el
vestigio de tus aplausos celibatos
en el acústico del viento mis pasos escoltan callados,
en la calcarie del ancla de un corazón estancado,
no más amor para los platos rotos que siguen bailando.
en el acústico del viento mis pasos escoltan callados,
en la calcarie del ancla de un corazón estancado,
no más amor para los platos rotos que siguen bailando.
No más amor, en el
purgatorio de este clítoris sollado
en el tejido de hambre, oráculo de placer extirpado,
en la mancha de esta orgía de órganos desintegrados
no más amor, para el presunto amor que no me has dado.
en el tejido de hambre, oráculo de placer extirpado,
en la mancha de esta orgía de órganos desintegrados
no más amor, para el presunto amor que no me has dado.
No más amor de
megalómano diseminado
en souvenires de mi piel rociada en tu hígado flaco,
en soliloquios furtivos de líder de la marabunta
de un séquito de insectos que carcome el costado.
en souvenires de mi piel rociada en tu hígado flaco,
en soliloquios furtivos de líder de la marabunta
de un séquito de insectos que carcome el costado.
No más amor que
constipe el rosal abortado
que vacune el cólera febril de sonetos oxidados,
que pinte el mural del amor que no quieres dar
y rescate de la fosa de dolor mi beso marchitado.
que vacune el cólera febril de sonetos oxidados,
que pinte el mural del amor que no quieres dar
y rescate de la fosa de dolor mi beso marchitado.
No más amor que
reniegue un penacho,
que aborde la plegaria inaudita de tu aroma de macho,
que atasque mi boca con tu punta adivina
no más amor que se escape esta noche, tras la cortina.
que aborde la plegaria inaudita de tu aroma de macho,
que atasque mi boca con tu punta adivina
no más amor que se escape esta noche, tras la cortina.
No más amor que tome
como rehén a la luna,
que invoque los votos de un Shakespeare desesperado,
ni repose sobre la niebla benéfica de la laguna,
no más amor que te quiera como yo lo hago.
que invoque los votos de un Shakespeare desesperado,
ni repose sobre la niebla benéfica de la laguna,
no más amor que te quiera como yo lo hago.
3. Taconcitos
fulanos
Taconcito que despiertas el volar del suelo
Que afilas los cantos de las piedras del camino,
la resaca del viento se cose a tus volantes
puñales que cortan los besos de tu taconcito.
Que afilas los cantos de las piedras del camino,
la resaca del viento se cose a tus volantes
puñales que cortan los besos de tu taconcito.
Calle abajo riajuelo
de tu rastro recortao
los balcones saludan la cría de tu hermosura
las palmas truenan tras esos ojitos enamoraos
Y el lazo de tu casta se casa con la noche en vela.
los balcones saludan la cría de tu hermosura
las palmas truenan tras esos ojitos enamoraos
Y el lazo de tu casta se casa con la noche en vela.
Patrimonio de un
corazón enterrao
en el metro cuadrao de un tablao de metro,
azufre colorao espeso en la carena,
al viajero embelaso le robaste las maneras.
en el metro cuadrao de un tablao de metro,
azufre colorao espeso en la carena,
al viajero embelaso le robaste las maneras.
Esos taconcitos
relinchaos de mundo
no se paran ni se gastan ni se frenan,
la guitarra a tu arte haciendo reverencias
señora de los tacones que cuando bailan, besan.
no se paran ni se gastan ni se frenan,
la guitarra a tu arte haciendo reverencias
señora de los tacones que cuando bailan, besan.
Que no se te desfije
el rojo de ese carmín
que la templanza de tu paño esta noche reposa,
desfallecido en las migajas de ese frenesí
quedando de pie en los rincones de tantas bocas.
que la templanza de tu paño esta noche reposa,
desfallecido en las migajas de ese frenesí
quedando de pie en los rincones de tantas bocas.
Taconcitos fulanitos,
emborrachaos de madera
de cuerdas y sudor que hasta el infinito se mezclan,
de piropos acuñaos en las hebillas de tu melena
procesiones de olé que beben de tu faena.
de cuerdas y sudor que hasta el infinito se mezclan,
de piropos acuñaos en las hebillas de tu melena
procesiones de olé que beben de tu faena.
En los flecos
delirantes de ese poderío
estallan las luces que amaron la bohemia,
campaneando en este corazón mío
estallan las luces que amaron la bohemia,
campaneando en este corazón mío
que en la sombra sacude su pandemia.
4. Perro
de guerra
Lacayo de la luna, doblega la estirpe unánime
del trueno
el café de noche en su negro cavernario, reconcíliame con ella.
La pacotilla de tus huesos muele los granos de café más amargos,
las frágiles caderas descuidan el olor fértil de la indulgencia.
el café de noche en su negro cavernario, reconcíliame con ella.
La pacotilla de tus huesos muele los granos de café más amargos,
las frágiles caderas descuidan el olor fértil de la indulgencia.
Báilame como perro de guerra veterano de un
amor,
en la retahíla omnisciente de un durmiente amfitrión,
el reposo en tu aposento de mártir y de sacristía
la pátina del tiempo coloreará el fósil de tu corazón.
en la retahíla omnisciente de un durmiente amfitrión,
el reposo en tu aposento de mártir y de sacristía
la pátina del tiempo coloreará el fósil de tu corazón.
El hurto de las mañanas pródigas de fechoría,
la reconciliación de las esquinas orinadas,
el aire cortado por las frívolas habladurías,
el hurto de las noches mendiga apabullado.
la reconciliación de las esquinas orinadas,
el aire cortado por las frívolas habladurías,
el hurto de las noches mendiga apabullado.
Sayo de sombras ensayadas, que no se
proyectan
la lepra del luto sirve al pronto la carroña,
en las torcidas patas de las pulgas que te cuelgan
finge tu lágrima punzante el eterno pesar que la ahonda.
la lepra del luto sirve al pronto la carroña,
en las torcidas patas de las pulgas que te cuelgan
finge tu lágrima punzante el eterno pesar que la ahonda.
Báilame como perro de guerra aún no vencido
por esta batalla de congresos gangrenados,
que insuflan consensos que tu lengua ordeña
Y el flato consecuente te inmovilize un rato.
por esta batalla de congresos gangrenados,
que insuflan consensos que tu lengua ordeña
Y el flato consecuente te inmovilize un rato.
Y sigue en tu corriente de perro sin amo
ladrando perfidia tus pulgas rascando,
la fruslería de ese hocico grosero
amedrante tus pasos que no sienten miedo.
ladrando perfidia tus pulgas rascando,
la fruslería de ese hocico grosero
amedrante tus pasos que no sienten miedo.
Contacto
E-mail: gipsymoon@hotmail.nl
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